Letanías de la Preciosísima Sangre de N.S. Jesucristo

 

 
Señor Jesucristo, que con tu Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!
-Señor, ten Misericordia.
-Cristo, ten Misericordia.
-Señor, ten Misericordia.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.
-Dios, Padre Celestial, ten Misericordia.
-Dios, Hijo Redentor del mundo, ten Misericordia.
-Dios, Espíritu Santo, ten Misericordia.
-Trinidad Santa, que eres un sólo Dios, ten Misericordia.
Luego de cada invocación se dice: RESCÁTANOS
-Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre.
-Sangre de Cristo, del Verbo de Dios hecho Hombre.
-Sangre de Cristo, de la Nueva y Eterna Alianza.
-Sangre de Cristo, caída en la tierra durante la Agonía del Huerto.
-Sangre de Cristo, que corrió abundante durante la flagelación.
-Sangre de Cristo, vertida de la Cabeza en la coronación de espinas.
-Sangre de Cristo, derramada en la Cruz.
-Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación.
-Sangre de Cristo, con la cual hay redención de los pecados.
-Sangre de Cristo, bebida nuestra en la Eucaristía y baño de las almas.
-Manantial de Misericordia
-Río de Misericordia
-Lago de Misericordia
-Catarata de Misericordia
-Mar de Misericordia
-Océano de Misericordia
-Sangre de Cristo, victoria sobre el demonio.
-Sangre de Cristo, fuerza de los mártires.
-Sangre de Cristo, vigor de los confesores de la fe.
-Sangre de Cristo, que engendra vírgenes.
-Sangre de Cristo, fortaleza de los que peligran.
-Sangre de Cristo, alivio de los que sufren.
-Sangre de Cristo, consuelo en la aflicción.
-Sangre de Cristo, esperanza del pecador.
-Sangre de Cristo, seguridad de los moribundos.
-Sangre de Cristo, paz y delicia de los corazones.
-Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna.
-Sangre de Cristo, liberación de las almas del purgatorio.
-Sangre de Cristo, digna de toda gloria y honor.
Nos has redimido, Señor, con tu Sangre.
Y has hecho de nosotros un Reino para nuestro Dios
Omnipotente y Sempiterno Dios, que constituiste a Tu Unigénito Hijo Redentor del mundo y quisiste perdonarnos a través de Su Sangre; te suplicamos nos concedas que de tal modo veneremos el precio de nuestra Redención, que por su virtud seamos preservados en la tierra de los males de la vida presente, para que gocemos en el Cielo de su fruto eterno. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

Aprobadas por el Papa Juan XXIII, el 24 de febrero de 1960